miércoles, 5 de marzo de 2014

¿Qué son las várices?

Las várices son una enfermedad de las venas.

Las venas, para lograr su cometido de retornar la sangre al corazón, deben luchar contra la fuerza de la gravedad, principalmente en posición de pie. Es el trabajo más importante y más ingrato, ya que han de soportar todo el peso de la columna sanguínea. En estado natural basta su tonicidad, que es la que le da firmeza a la pared venosa, para no dejarse estirar por ese peso. Pero si por alguna razón pierden esa tonicidad indispensable y sus tejidos se relajan y estiran, aumenta su capacidad y, lo que es más grave, las válvulas que tienen las venas en su interior para fragmentar la columna de sangre a fin de facilitar el retorno sanguíneo, no pueden seguir ese estiramiento y no cierran el paso de sangre como antes. Entonces una cierta cantidad de ésta refluye hacia abajo, y da lugar a un estancamiento nefasto para la nutrición de los tejidos.

Las várices aparecen como resultado de una serie de factores causales: la herencia,  el género y el estilo de vida. El sexo femenino está más predispuesto debido a las hormonas lo que hace que aparezcan con los ciclos menstruales y se agraven durante el embarazo y la menopausia. La obesidad es el factor común a ambos sexos asociados al sedentarismo y a las articulaciones atróficas.
Muchas personas creen que el único defecto de las várices es su fealdad. Incluso, pacientes portadores de várices no han notado nunca molestia alguna. 



Sin embargo, por regla general, son varios los síntomas que aquejan a la mayoría de ellos:


  • La pesadez de piernas es habitual, parecen pesar toneladas después de un día de trabajo.
  • Hormigueos, principalmente en los extremos de las piernas, cuando se ha estado demasiado tiempo en la misma postura, por ejemplo en la butaca de un cine, tren, avión, etc.
  • Sensación de calor, quemazón, escozor, picazón, que puede combinarse e imposibilitar en ocasiones calzarse zapatos muy cerrados, como botas por ejemplo.
  • La hinchazón o edema de piernas es uno de los síntomas de la insuficiencia venosa y va acompañada siempre de algunos de los ya citados (o de todos ellos).



Todos estos indicios deben alertarnos, sobre todo si aparecen después de un día de trabajo, de estar mucho tiempo sentado o de pie, al final de un largo viaje o antes del período menstrual.
Es posible comprobar que reposar acostado, con las piernas elevadas, hace desaparecer estos síntomas y que las piernas están menos hinchadas por la mañana, al despertar, que al final del día. También es fácil comprobar que caminar, activando la circulación, atenúa todos los trastornos, igual que lo hace el frío, mientras que el calor los aumenta. Por eso en el verano aparecen más síntomas.
Algún tiempo después de que aparezcan estos síntomas, las piernas adquieren en algunos sitios una coloración violácea y se cubren de varicosidades. En un estado ulterior la insuficiencia se volverá evidente, y estas venas dilatadas, serpenteando a lo largo de las piernas, serán verdaderas várices, que irán acompañadas, antes o después, de lesiones dermatológicas leves ( como los eccemas) , o graves ( como las úlceras) .

Claro que no es preciso esperar este momento para consultar al médico, ya que cuanto antes se emprenda el tratamiento, mejores serán los resultados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario